Documentos del KGB elevan a entre cuatro y seis millones los muertos en el campo de concentración nazi
Una rosa yace sobre la vía del tren que conduce al campo de Auschwitz.
REUTERS
El 27 de enero de 1945, el Ejército soviético liberaba el campo nazi de Auschwitz-Birkenau, uno de los peores símbolos del Holocausto, del que hoy se recuerda a las víctimas.
Probablemente jamás llegue a conocerse la cifra exacta de muertos por la barbarie que concibió Adolf Hitler, algo innecesario para hacerse a la idea del horror que albergaron los campos de concentración, experimentación médica y exterminio. Hasta ahora se creía que entre 1,5 y 2,5 millones de personas habían muerto en el mayor campo de la Alemania nazi, en la actual Polonia.
Sin embargo, documentos revelados recientemente por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), el antiguo KGB, elevan a entre cuatro y seis millones las personas exterminadas. "Los nazis no lograron destruir toda la documentación sobre Auschwitz. La comisión soviética, que interrogó a testigos y verdugos, concluyó que en el campo murieron más de cuatro millones de personas", explica el historiador ruso Vladimir Makarov, experto del Archivo del FSB.
Diez trenes diarios
El 90% de las víctimas de Auschwitz, a las que los nazis gaseaban y después incineraban, eran judíos procedentes de toda Europa. El resto eran partisanos polacos, gitanos, homosexuales y presos soviéticos.
Según los archivos del FSB, a Auschwitz, desde su creación en 1940, cada día llegaban de los países ocupados por los nazis una media de 10 trenes de 40 o 50 vagones, en cada uno de los cuales había entre 50 y 100. El 70% de los recién llegados eran exterminados al acto.
A los físicamente más fuertes les aplazaban provisionalmente la muerte para que trabajaran en fábricas militares o, peor aún, se les sometía a macabros experimentos médicos.
La comisión constató que de 1940 a enero de 1945 en el campo "funcionaron cinco crematorios capaces de incinerar unos 270.000 cadáveres al mes". Según los historiadores, en estos cinco crematorios pudieron haber sido incinerados los cuerpos de más de cinco millones de presos. Cada crematorio disponía de una cámara de gas propia, aunque los cadáveres eran también incinerados en enormes fogatas que ardían permanentemente. Además, funcionaban otras dos cámaras de gas con capacidad de envenenar a 150.000 personas mensualmente.
Las infinitas hipótesis de lo ocurrido en el campo conducen todas al mismo sitio: el horror
http://www.adn.es/internacional/20100127/NWS-1105-auschwitz-65-aniversario-liberacion.html
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