Pablo Ordaz
Enviado especial de EL PAÍS a Puerto Príncipe
Viernes, 15 de Enero de 2010
El caos sigue siendo el protagonista en Haití. Para contar todo en primera persona se ha desplazado hasta Puerto Príncipe el periodista Pablo Ordaz. El enviado especial de EL PAÍS ha charlado con los lectores desde Haití para dar las primeras impresiones de lo que se está viviendo en el lugar.
Después de ver tanto horror, ¿cómo la gente que estñá ayudando o cubriendo la noticia puede conciliar el sueño?
Pues difícilmente, Arantxa. Es terrible lo que está pasando aquí, y más todavía lo que imaginas que va a seguir pasando. Porque el desamparo de la gente herida o sin hogar es total. Y el olor a muerte se va apoderando de la ciudad. Los cadáveres se descomponen bajo un sol de 40º, a pocos metros de hospitales improvisados en parques sin ningún tipo de garantías sanitarias.
Gabriela
2. 15/01/2010 - 19:13h.
Pablo, ¿serán demolidos los edificios que se cayeron en Haití? ¿Todos se cayeron? ¿Dónde se quedan los periodistas que han llegado?
Aquí desgraciadamente los edificios se han demolido solos. Y lo que queda de algunos van cayendo con las sucesivas réplicas. Nadie sabe exactamente cuántos muertos quedan todavía bajo los escombros. Se han caído casi todos. Y lo repito: casi todos. Es terrible. Prácticamente toda la población vive ahora en la calle. Los periodistas... Eso es lo de menos. Pero algunos en el aeropuerto. Otro, como es mi caso, en un hotel medio destruido. Dormimos alrededor de la piscina, por temor a que se termine de caer.
Sergio
3. 15/01/2010 - 19:15h.
Hola Pablo. Un saludo de otro periodista. Imagino que el simple hecho de pisar Haiti en estos momentos ya es una experiencia brutal, pero desde que sucedió el terremoto, ¿cuál ha sido la vivencia más fuerte que has tenido? Un saludo y muchas gracias
Ahora acabo de llegar del cementerio. Un hombre venía a enterrar a su hijo de seis o siete años. Utilizaba como camilla un pupitre puesto del revés. Lo acompañé unos metros. Tuvimos que andar entre cuerpos sin enterrar. Buscaba un trozo de tierra libre. Sólo llevaba un palustre en la mano. No sabes cómo ese hombre lloraba...
evc
4. 15/01/2010 - 19:17h.
¿Cómo vienes realizando la cobertura? ¿Qué equipos estás usando? Y qué es lo más complicado de estar en la zona (igual, en términos de cobertura)
Equipos casi ninguna. Una libreta y una moto alquilada para recorrar la ciudad. Los teléfonos casi nunca funciona e Internet sólo es un hilito inconstante a través del satelite (de hecho, esta conexión se está cortando constantemente). ¿Lo más complicado? ¿Tú crees que uno puede quejarse cuando está viendo lo que está viendo?
Mabel
5. 15/01/2010 - 19:20h.
Estremecedora tu crónica. Me gustaría saber cómo se coordinan los diferentes equipos de rescate y de ayuda de cada país teniendo en cuenta que el Gobierno haitiano no tiene ni sedes ni infraestructura.
Yo la coordinación no la veo por ningún lado. Y la ayuda, apenas. Hoy he estado cinco horas recorriendo la ciudad en moto, de cabo a rabo, y sólo he visto muertos por las calles (cuatro días después del terremoto), enfermos tirados en el jardín de los hospitales y tres o cuatro excavadoras paradas. Supongo que los gabinetes de prensa de las distintas organizaciones de salvamento estarán haciendo su trabajo y explicando muy bien los logros que van consiguiendo. Pero sobre el terreno, y con la mano en el corazón, son gotas de lluvia (muy necesarias, por otra parte) en un desierto.
Claudia
6. 15/01/2010 - 19:26h.
Pablo, ¿Es verdad que hay temor en los organismo de socorro por epidemias y especialmente por tener que manejar personas con VIH?
Pues supongo que sí. Y temor fundado. Pero tal vez cuantos antes se venga y se hagan las cosas de forma más eficaz, menos posibilidades habrá de que los temores se cumplan.
Elsie
7. 15/01/2010 - 19:28h.
¿Cómo sobrevive la población?, ¿tienen acceso a agua potable, a algo de alimentos?
Pues casi como iba sobreviviendo hasta ahora. De milagro. Apenas hay agua ni alimentos. Si quiere le doy un dato: he visto a muchos niños esta mañana. Y a ninguno lo he visto sonreír. Le aseguro que no es una exageración.
Mensaje de despedida
Me encantaría prolongar esta conversación, pero tengo que seguir escribiendo la crónica para el periódico. Un saludo
http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=6162&k=Pablo_Ordaz
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